H U A R O
Acá estás ...te
siento, aún sin cerrar mis ojos
—phukuy, phukuy—
chiriwayrita enfría mis manos,
y yo siento que me abrazas
mientras canta el chuchico
chuchiq chuq chuqchuqchu...
baila chuchico baila, enamórate en el tunal.
Acá estás, cuando el sol recae en tu cima
Apu Wiracochan,
los rayos se derraman en tu pecho,
pecho color oro cual coraza inquebrantable
guardián eterno de nuestra tierra,
tierra caliente con el sentimiento
brillante anochecer.
Acá estás, en el hornito tibio de cada mañana
—q'aparishan t'antaman—
mmmmm, aquel pancito
enrojece mis mejillas
harina suave, manos duras,
canastas andantes
regalando placeres.
Acá estás, en el sonido de las campanas
desde tu templo vernáculo,
tolon tolon tolonnn...
tus pisonays vibran, sacuden sus hojas añejas
bajo la congoja o la alegría que tu sonido demande.
Acá estás, en los vastos maizales
erguidos, enraizados,
empoderados de la Pachamama,
forjan cada grano en el seno de la espera
—parachayashan—
chhoqqq chhaqqq chaqqq...
y mientras lava las tristezas
se espera la cosecha con algarabía.
Acá estás, en el Calvario de los recuerdos
en el calor del mechero para mi nacimiento;
en la chicha de doña Tovar
y los recuerdos de doña Asunta
en el reloj caído
en el tiempo sin olvido.
—phukuy, phukuy—
chiriwayrita enfría mis manos,
y yo siento que me abrazas
mientras canta el chuchico
chuchiq chuq chuqchuqchu...
baila chuchico baila, enamórate en el tunal.
Acá estás, cuando el sol recae en tu cima
Apu Wiracochan,
los rayos se derraman en tu pecho,
pecho color oro cual coraza inquebrantable
guardián eterno de nuestra tierra,
tierra caliente con el sentimiento
brillante anochecer.
Acá estás, en el hornito tibio de cada mañana
—q'aparishan t'antaman—
mmmmm, aquel pancito
enrojece mis mejillas
harina suave, manos duras,
canastas andantes
regalando placeres.
Acá estás, en el sonido de las campanas
desde tu templo vernáculo,
tolon tolon tolonnn...
tus pisonays vibran, sacuden sus hojas añejas
bajo la congoja o la alegría que tu sonido demande.
Acá estás, en los vastos maizales
erguidos, enraizados,
empoderados de la Pachamama,
forjan cada grano en el seno de la espera
—parachayashan—
chhoqqq chhaqqq chaqqq...
y mientras lava las tristezas
se espera la cosecha con algarabía.
Acá estás, en el Calvario de los recuerdos
en el calor del mechero para mi nacimiento;
en la chicha de doña Tovar
y los recuerdos de doña Asunta
en el reloj caído
en el tiempo sin olvido.